¿Hacia un futuro urbano mejor?
En 1985 la ONU decide nombrar el primer lunes del mes de octubre como Día Mundial del Hábitat y en 1997, la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) decidió sumarse a esta iniciativa y también instituyó el primer lunes de octubre de cada año como Día Mundial de la Arquitectura; así que, el primer lunes del mes de octubre se celebran en el mundo dos festividades que van de la mano.
Cada año la consigna de esta celebración cambia conforme a “las necesidades del momento.”
2020: hacia un futuro urbano mejor
Ironía, que para muchos este 2020 despierta por una pandemia, donde un virus nos viene a enseñar que el hogar es mucho más que un techo, las desigualdades estructurales nos demuestran cómo las minorías, los pueblos indígenas y los migrantes se ven afectados de manera desproporcionada por la precariedad de la vivienda, el hacinamiento y la falta de vivienda.
El lema de este 2020 no debería cambiar mientras no se consoliden los objetivos de construir viviendas dignas para todos, donde la prioridad sea que ese hábitat se convierta en el adecuado para quienes habitan ese espacio.
Vivimos en ciudades con edificaciones desordenadas, donde queda en evidencia la falta de planeación, de inversión en infraestructuras, servicios públicos y desarrollos sustentables.
Desde nuestro entorno nos corresponde generar consciencia, es necesario reconocer la realidad que vivimos, lo que está a nuestro alrededor.
Tan solo en nuestros recorridos por el Estado de Baja California, complacidos de alzar nuestra cámaras al trabajar, es suficiente al voltear, inevitable detenerse a pensar de lo que el ser humano es capaz, una actitud ruin con sus semejantes, con la naturaleza, con el medio ambiente; se fortalecen unos y amilanan a otros.
Construcciones por doquier, tala de árboles, edificaciones en rincones de cerros que, sin ser ingenieros sabemos que esas lindas fachadas de gente acaudalada caerán, como cae todo; sabia fuerza de la lluvia que arrastra todo a su paso.
La naturaleza habla, reacciona al mal que le hemos estado haciendo durante décadas los humanos, una guerra de influyentes (nada respetados) petulantes, apoderados o apadrinados en crear edificios, centros comerciales y una vez más, fomentando la inequidad.
Por qué fomentar una celebración como esta, donde la desigualdad es imperante, donde el camino “hacia un futuro urbano mejor” solo se dirige a unos pocos.
Nuestras ciudades están marcadas por la pobreza y la desigualdad.
El capitalismo siempre encontrará la manera de ganar, y hoy, la naturaleza es un commodity.
